Por qué no debes dormir en una habitación con humedad

Ya sea en tu propia casa, en un hotel o en cualquier otra estancia, es probable que hayas dormido alguna vez en una habitación con humedad. Y seguramente no le hayas dado la importancia que se merece, pues ¿te habías preguntado qué efectos podría provocar dormir en un lugar así?

Efectos de dormir en una habitación con humedad 

La condensación del aire en el ambiente, las filtraciones de agua por lluvias o fugas o la capilaridad son algunas de las causas principales que provocan que en una habitación haya humedad. Aunque nunca te hayas parado a pensarlo, las humedades tienen consecuencias negativas en nuestra salud, y más aún si esa habitación se trata del lugar en el que dormimos cada noche.

Por su parte, la humedad favorece a que la sensación térmica de un lugar sea mayor. Así, en la habitación que estemos parecerá que hace más calor del real y, por tanto, sudaremos más. Este sudor seguirá produciéndose si continuamos allí y no se secará, sino que hará que nuestra temperatura corporal suba.

Como consecuencia de este calor, la calidad del sueño será mucho peor y dormiremos mal. Y es que todos sabemos que no dormir las horas necesarias puede provocar cansancio acumulado, bajo rendimiento en el trabajo e incluso estrés.

Asimismo, cuando tenemos calor, lo que solemos hacer es quitarnos el pijama, poner el ventilador o el aire acondicionado para bajar la temperatura corporal. No obstante, es algo que no deberíamos hacer. Este cambio brusco de temperatura puede hacer que nos resfriemos, lleguemos a tener fiebre o dolores reumáticos en las articulaciones.

Por otro lado, la humedad convierte a una estancia propensa a que aparezca moho en las paredes y la proliferación de ácaros, debido a que en un ambiente seco por cada gramo de polvo se albergan 3 ácaros, mientras que en un ambiente húmedo, por cada gramo de polvo se acumulan 83 ácaros. Muchas personas son alérgicas a estas bacterias que pueden causar incluso en personas que no lo son síntomas de tipo alérgico o problemas respiratorios: congestión nasal, picor o irritación en los ojos, picores y un largo etcétera. Además, la rinitis y el asma pueden aparecen en cualquier momento, convirtiéndose así en una enfermedad crónica.

Las patologías cutáneas también pueden verse afectadas por la humedad, tales como la dermatitis o los eccemas. De igual modo, al no secarse el sudor que nos provoca el calor de la humedad, pueden aparecernos sarpullidos y picores muy intensos.

Por último, no hay que olvidar el olor, porque sí, la humedad huele y no precisamente bien. Aunque muchas veces no nos demos cuenta o acabemos acostumbrándonos al aroma tras un rato en el lugar, podemos llegar a tener fuertes dolores de cabeza o dolores estomacales.

Para que todas estas dolencias no aparezcan, es importante que limpies la habitación con humedad en profundidad. Así, harás desaparecer las que ya estaban y evitaremos que salgan nuevas.

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